En tierra de nadie jugaban las nubes exhaustas al caer la tarde. En tierra de nadie, llovían colores rodeando el valle:
El azul, el verde, el rosa... como en un cuento de hadas.
Manuel M. Almeida, derechos reservados. |
Y no había nadie. Nadie escuchó sus lamentos, nadie supo jamás que venció a vientos, tormentas, polvo, aguas torrenciales. Venció al picudo rojo y otras variedades. Pero nadie supo que la palmera altiva, murió de soledades...©
Para el club literario: Con los espacios de Manuel Almeida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario